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miércoles, 25 de mayo de 2011

tanto que cuesta conseguirlo, y luego no sirve para nada

Si hay algo que nunca he llegado a comprender es por qué se pierde el interés por las cosas una vez que se consiguen. Se puede estar toda una vida deseando algo, pensando en como conseguirlo y soñando en como se actuará cuando se tenga... Y por fin llega el día que taaanto esperabas, y lo que tanto has deseado ahora lo tienes entre tus manos.
Pero apenas un tiempo después pasa a convertirse en una cosa más que adorna tu vida. Poco a poco se va convirtiendo en rutina y pasas a aparcarlo a un lado, teniendo la seguridad de que cuando vuelvas a buscarlo seguirá ahí, sin haberse movido un solo milímetro de donde lo habias dejado.
¿Qué tal si por un rato nos paramos a pensar en la otra cara de todo esto? ¿En cómo se siente lo que allí se queda? Puede que para ti se haya convertido en una rutina más, pero lo que no llegas a comprender es que para lo que alli dejaste sigues siendo su mundo, sigue sintiendo el mismo énfasis que sintió la primera vez que estuvo entre tus brazos; y aunque ahora se encuentre esperando a volver a ser algo indispensable en tu vida, aguarda en silencio, con la esperanza de que vuelvas allí donde lo posaste aquella tarde y vuelva a ver esa sonrisa que indique que todo sigue como antes...

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