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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Tengo que seguir con mi camino.

No diré que no. Seguiré adelante. Me da igual lo que me aconsejen. Seré yo, sin importar lo que piensen. Porque, piensen lo que piensen, sea bueno o malo, es que me conocen poco. O demasiado. Y a mi eso ni me importa. Que mi forma de ser no coincida con su prototipo de amigo, conocido, o persona con la que le apetezca pasar el rato, no es mi problema. Es el suyo. Cada uno es como es, ¿sabes? Estoy harta de que la gente hable a tus espaldas. Y tal vez te esté bien, tal vez sea un escarmiento. Por algo que hayas echo mal. Pero, ¿lo qué? Tal vez nada. Puede que todo.
Puede que todo esto te lo hayas buscado tu sola. Que te llamen perra a la espalda, es de gran valor. Que te insulten sin mirarte a la cara, también. Que vayan por detrás. Y lo mejor, es los que te creías que estarían ahí. Siempre. Lo siento si he cambiado. Lo siento si no te gusta como soy. Lo siento, si te he fallado. Lo siento, porque soy mucho mejor persona que tú.
Tal vez sea el mecanismo de la vida. Ser humilde e ingenua. Hasta que te toquen la moral. Y te cambien por completo. Que te hagan aprender, que, de buena, una es tonta. Y te hagan madurar. Que te hagan ver lo que es vivir día a día, soportando críticas que ni siquiera llegan a tus oídos.
Por último, te diré que si no te gusto como soy, dímelo a la cara. Para poder intentar cambiar, y, que sea todo como antes.


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